Julio Malpica explica que, ser paramédico requiere de la voluntad y la fuerza del corazón, también de sacrificios por las horas de estudio
Fortín, Ver.- Al escuchar la expresión, «de la vista nace el amor«, para Julio César Malpica Ojeda así fue, desde que era niño veía a sus familiares llegar a casa y contar como les había en su jornada laboral, las experiencias buenas y malas, tomando esto como iniciativa, ahora lleva más de 10 años siendo paramédico, actualmente incursionando como Coordinador dentro de Cruz Ámbar de Fortín, cada día aprende y ve cosa nuevas y diferentes.
Desde los 14 años, Julio Malpica ha dedicado cada momento de su vida a ser paramédico voluntario, “muchas veces hemos tenido mucho trabajo y otros no tanto”, mencionó que en su familia existen paramédicos quienes cada tarde noche llegaban a casa luego dela jornada laboral, y se ponían a contar las experiencias buenas o malas, la actividad del día y lo que ellos realizaban, y fue allí cuando él decidió tomar el camino de ayudar a quienes lo necesitan.
De esas anécdotas que escuchaba, no pensaba poder llegar a realizarlas años después en una dependencia donde ahora él coordina a los jóvenes voluntarios, pues para todos ellos, la capacitación, trabajo y ganas de hacer lo que les llena el corazón no para por más cansado, triste o nublado que este el día.
Malpica Ojeda desde hace 10 años es paramédico certificado, como tal, tomo sus clases de Técnico en Urgencias Médicas (TUM) en la Cruz Roja de Córdoba y luego esa especialización los cambios de estándares hicieron que se certificara a nivel nacional, teniendo así una preparación profesional para desenvolverse en lo que ahora es.
“Uno al ir creciendo tiene algunas metas y objetivos y cuando menos lo esperas te desenvuelves en cosas que no tenías planeada”.
Foto: Cortesía | Julio César Malpica Ojeda
Si bien ser paramédico requiere de la voluntad y la fuerza del corazón, también de sacrificios por las horas de estudio, tener la mente abierta y las expectativas altas, pues en esta profesión las cosas buenas y las malas están al orden del día.
Para Julio César una de las peores experiencias que le ha dejado esta profesión desde sus inicios como voluntario fue en el 2005 cuando un camión de pasajeros tuvo un accidente a la altura de las Cumbres de Maltrata y allí 57 personas perdieron la vida y una sola sobrevivió. “el tiempo que llevamos en el área atendemos cantidades de servicios y ninguno es igual a otro, sin duda este accidente de marco por la cantidad de personas que fallecieron, el camión había perdido los frenos y al entrar a la rampa de emergencia este calló por un barranco”.
Pero así como los malos días de trabajo también están los buenos, mencionó que cuando se hacen rescates exitosos, salvar la vida a una persona, ayudarlo con heridas, atenderlo en un accidente y luego verlo recuperado así como ayudar al parto de bebés, son algunas de las cosas que han marcado su vida y su carrera.
Foto: Cortesía | Julio César Malpica Ojeda
A sus escasos 30 años, este joven paramédico ha tenidos muchas experiencias en su trabajo en Cruz Ámbar y es que el apoyo de sus padres, abuelos y el compañerismos de su área laboral hacen que día a día habrá los ojos para otro más de labor.
Señaló que con el tiempo el aprender a dar un diagnóstico, saber que le ocurre a la persona, ayudar en los accidentes se volvió parte de él, por ello, recomendó a las nuevas generaciones, que el estar dentro de esta rama de la salud es una profesión noble, pero que no es tarea fácil pero que si es su vocación se darán cuenta porque el salvar vidas o que de ti dependan las personas para llegar estables a un nosocomio es de muchas responsabilidad.
En El Sol de Orizaba