El investigador de la UV, Rafael Vela, señala que los pobres tienen que recurrir a créditos muy caros
La crisis económica que enfrentan miles de personas por la pandemia de Covid-19 está ocasionando que “los pobres se vuelvan más pobres y los ricos más ricos”, aseguró el economista Rafael Vela Martínez, quien precisó que la reducción en las tasas de interés para los préstamos solo ha beneficiado a los grandes empresarios.
Y es que, dijo, mientras los créditos para las inversiones se rigen por una tasa de interés referencial -determinada por el Banco de México- que se redujo de 8 a un 4.25 por ciento anual, en los préstamos que solicitan los comerciantes y la población en general no existe una regulación gubernamental.
No ha habido una correspondencia de disminución en los créditos que pagan los usuarios de las tarjetas frente a esta disminución que el Banco de México está haciendo.
El investigador del Instituto de Investigaciones de Estudios Superiores, Económicos y Sociales (IIESES) de la Universidad Veracruzana indicó que, en el caso de las tarjetas bancarias, departamentales, créditos vía nómina o de “casa en casa” no han disminuido sus tasas de interés a pesar de que el dinero que utilizan es más barato. “Se lo están cobrando muy muy caro a los veracruzanos y a los mexicanos en general”.
Precisó que en el caso de las tarjetas de tiendas departamentales y de supermercados las tasas de interés que cobran por el uso de sus tarjetas van del 75 al 60 por ciento; las bancarias tienen intereses del 67 al 56 por ciento. “Eso es lo que cuesta tener una tarjeta de crédito”.
Vela Martínez aseguró que también las casas de empeño han incrementado las tasas de interés para las personas que van a empeñar sus alhajas, carros o aparatos electrónicos o electrodomésticos. En el caso del Nacional Monte de Piedad ofrece un 73 por ciento de interés, las empresas privadas de este tipo pueden llegar hasta el 402 por ciento.
Por poner un ejemplo, dijo, si una persona deja una prenda con un interés al 250 por ciento y le prestan 10 mil pesos, al año tiene que pagar 25 mil pesos, es decir, son 15 mil pesos más sobre el valor que le dieron estimado de la prenda. “Lo cierto es que no hay una normatividad que esté aplicando y observando el gobierno y esto está propiciando que los pobres sean más pobres y los ricos más ricos. La situación es realmente lamentable”, concluyó el especialista.
En Diario de Xalapa