Pide vocero que se debe evitar arreglar la imagen del niño Dios a ocurrencias
ORIZABA, Ver.- Una de las tradiciones con gran arraigo entre la población católica es la de vestir al Niño Dios y llevarlo a bendecir este 2 de febrero. Para esta fecha los párrocos se preparan, pero este año deberán seguir un protocolo para realizarlo sin exponer la salud de sus fieles.
El vocero de la Diócesis de Orizaba, padre Helkyn Enríquez Báez señaló que, de acuerdo al semáforo epistemológico, ya cada uno de los templos sabe con qué capacidad debe realizar la celebración.
“Como ustedes saben para eso nos regimos y es restringido el acceso normalmente en los distintos templos, lo cual no obsta para que se realice la Eucaristía, puesto que esa nunca se ha dejado de celebrar, aún sin la presencia de fieles”, dijo.
Para este día en el que es tradicional la bendición de las imágenes del niño Dios algunos templos han organizado, aparte de la Eucaristía, la bendición separada para evitar las aglomeraciones.
Hizo especial énfasis en evitar arreglar la imagen del niño Dios a ocurrencia, es decir, no vestirla de algún santo o ángel y tampoco disfrazarlo de algún personaje público famoso o de futbolista.
Su imagen, subrayó, debe ser vestida de acuerdo a la dignidad del Hijo de Dios, es decir, de alguna de las advocaciones que corresponden a Jesús como lo puede ser el Sagrado Corazón de Jesús, el Niño de Atocha; “alguna de las imágenes de nuestro Señor Jesucristo que se conocen”.
«Hay que evitar vestirlo de Santo puesto que Él representa al Dios encarnado, el Creador y está por encima en dignidad de todos los santos, por mucha devoción que se tenga a uno en especial, de este modo recordaremos la dignidad que la imagen representa”, concluyó.
Pese a pandemia de Covid-19 restauración y vestimenta sigue
Córdoba, Ver.- Pese a la pandemia de Coronavirus, vestir y restaurar al Niño Dios sigue siendo una tradición que continúa aunque se busque, buena, bonita y barata, en el caso de Joe Gómez, lleva 13 años dedicado a la reparación de las figuras de Niño Dios hechas de yeso o resina y aunque el año pasado no pudo laborar debido al incendio del Mercado Revolución, donde tiene su local, argumentó que este 2021 la fe sigue.
Ahora a las afueras del mercado, Joe se dedica a vender cazuelas de barro, tazas y otros artefactos del material, pero en fechas de la Candelaria saca su aerógrafo, pinceles, yeso y algún otro material para la reparación de las imágenes y en este año, desde hace 15 días a la fecha ha restaurado alrededor de 150 imágenes.
Foto: Jaime Ramírez | El Sol de Córdoba
Comentó que esta actividad empezó a realizarla para la venta de los «niños» y gustó tanto que tiempo después puso un pequeño taller en la parte trasera de su local; pegar, resanar, pintar y detallar, son las 4 palabras que describen su actividad de temporada.
Dijo que pese a que el año pasado no realizó esta labor pues perdió todo en el incendio del zoco, este año no ve mucha diferencia de clientes a comparación del 2019, sin embargo buscan las cosas más económicas.
Las imágenes del Niño Dios son arrulladas el 24 de diciembre en la noche, pero con los años, el movimiento y golpes accidentales pueden llegar a perder por completo los brazos, piernas y dedos, además del deterioro de la pintura.
El costo de las figuras varía dependiendo del tamaño, así también como de la ropa que se use, este puede ir desde arcángeles, oficios e inclusive hasta jugadores de fútbol, pueden costar de 200 a 500 pesos, este último precio en material de resina.
Para Joe es más fácil inclusive hacer un Niño Dios grande a comparación de uno de 10 centímetros pues los detalles deben de ser más precisos, pegar lo que está roto o bien hacerlo desde cero lleva su tiempo y puede ser desde 24 horas y media hasta días , ya que también dependerá de qué tan dañada esté la imagen.
Explicó que cuando a una imagen se le cae el dedo, debe de colocarle un alambre para que al momento de moldear con el yeso o resina esté firme y durante el proceso de secado, para posteriormente detallar con lija o algún otro material que no se rompa.
En su mesa de trabajo, aparte de su taza de café, tiene su aerógrafo, que combinando colores pueden salir los tonos adecuados para empatar con lo que ya está pintado desde que sus clientes compraron la imagen, la idea es que no se vea la separación.
Joe Gómez, también se dedica a vender ropa para vestir a los «niños» en la parte de enfrente de su local y dijo que la más solicitada es la de Niño de Salud o Niño Doctor, ya que la fe sigue latente y que la pandemia de coronavirus pronto baje, afirmó será uno de los mayores deseos para este 2 de febrero.
El precio de estos ropones oscilan entre los 150 a 180 pesos y abundó que bajaron su costo para que la gente pueda comprar la indumentaria y que así la tradición siga.
No es tiempo para tamales
No es tiempo para hacer tamales, no por el hecho de consumir los exquisitos bocadillos que se hacen en la región, sino porque hacerlos implicaba fiesta, reunión, camaradería, y ahora todo eso está prohibido. No hay más las reuniones de oficina, del salón de clases, por lo que tampoco hay demanda de tamales, asentó Dolores García, quien cada dos de febrero se preparaba desde casi un mes antes para atender la demanda que tenía de sus tamales.
Recordó que desde los últimos días de enero empezaban los pedidos de “20 tamales por acá, 50 por allá y a veces hasta cien para escuelas, oficinas y casas”, ahora apuradamente hace 50 los fines de semana.
Lolita ve con tristeza que no hay demanda, lo cual es comprensible en primer lugar por la pandemia y en segundo porque mucha gente no tiene trabajo, asentó.
Por otra parte, ante el incremento de la carne de pollo, los comerciantes del producto no esperan que la demanda incremente, puesto que ni siquiera en Navidad y año nuevo subió, mucho menos ahora.
Lourdes Gómez comentó que ante el incremento constante del pollo es muy poco probable que suba la demanda para el día dos de febrero, puesto que la pechuga que costaba entre 38 y 40 pesos, ahora se consigue en 45 pesos, lo cual tiene la demanda muy restringida.
Previó que la venta estará igual, pues hasta el momento no le han apartado el producto y en otros años desde los últimos días de enero se empieza a ver el movimiento.
“No creo” dijo René González, quien añadió que a duras penas se va vendiendo lo del día. «No hay demanda, no hay pedidos, no hay movimiento, y no creo que lo vaya a haber porque ahorita todo está restringido y no se pueden hacer reuniones”.
Con él coincidió Rosario Peña, quien dijo que por un lado no hay demanda de tamales y por el otro hay más competencia porque algunas personas que no tienen un empleo fijo se han dedicado a hacer tamales, tortas y antojitos para vender.
“No, yo creo que este año la Candelaria no se va a festejar”, aseguró Tomasa Flores, quien dijo que «ahora sí la situación no está para bollos«, pues por un lado prohibieron toda clase de reuniones y por el otro hay mucha incertidumbre y miedo ante los contagios que se están viendo más de cerca en las colonias.
Sólo Luz María Torres dijo que haría unos pocos tamalitos de frijol y otros de verduras, sin carne, para que no se pierda la tradición, porque los hijos y nietos sí esperan el día para comerse un tamalito.
En El Sol de Orizaba