- Se llevó a cabo la cuarta sesión del ciclo Arquitecturas de las ciudades de México, dedicada al Puerto de Veracruz, coordinada por Felipe Leal, miembro de El Colegio Nacional
- El arquitecto señaló que la ciudad enfrenta problemas de expansión urbana, abandono de sus áreas centrales e históricas y carencia de servicios públicos de calidad
- Uno de los grandes retos de Veracruz es la ausencia de población en el 75 por ciento de las edificaciones de su centro histórico
- Uno de los retos que Veracruz enfrenta arquitectónicamente es el despoblamiento de su centro histórico: Ricardo Fernández Rivero
Por su “ubicación, historia, potencial económico y riqueza cultural”, Veracruz “está obligada a ser la ciudad portuaria más importante y bella de nuestro país”, pero antes deberá vencer los retos que enfrenta, afirmó el arquitecto Felipe Leal, miembro de El Colegio Nacional, durante la cuarta sesión del ciclo Arquitecturas de las ciudades de México, dedicada al Puerto de Veracruz, celebrada de manera presencial la tarde de este 11 de mayo.
Durante su participación, el colegiado reconoció que, en la actualidad, la ciudad “enfrenta problemas asociados a la expansión urbana, cierto abandono de sus áreas centrales e históricas, carencia de servicios públicos de calidad y dificultades en sus vías de comunicación. Hay mucho por dignificar y mejorar en su casco histórico con sus riquezas patrimoniales y naturales”.
“En los últimos años ha experimentado intervenciones arquitectónicas puntuales que la proyectan como una ciudad dinámica; ante ello vale la pena preguntarse: ¿qué arquitecturas emergen? y ¿hacia dónde se dirige el desarrollo de la ciudad?”, planteó al inició de la mesa.
En la charla, realizada de manera presencial en las instalaciones de El Colegio Nacional y transmitida simultáneamente a través de las redes sociales de la institución, Leal fungió como moderador de la mesa a la que asistieron los arquitectos Gladys Martínez, Ricardo Fernández Rivero y Manolo Herrera.
El miembro de El Colegio Nacional definió a Veracruz como ciudad-puerto, concepto entendido como “una relación de borde entre la tierra y el mar, pero a la par entre la ciudad como condición de un puerto marítimo”, tal como lo son ciudades como Marsella, Liverpool, Nueva York, Shangai, Buenos Aires, Montevideo, Barcelona o Valparaíso.
El arquitecto recordó que el Puerto de Veracruz cumplió recientemente 503 años desde su establecimiento, cuando Hernán Cortés lo fundó como la Villa Rica de la Vera Cruz en 1519 y que es considerada cuatro veces heroica debido a que ha sido escenario de “de importantes hechos en la historia nacional”: la rendición de los españoles acuartelados en San Juan de Ulúa en 1825; la resistencia durante la Guerra de los Pasteles en 1838; y la defensa contra los ataques norteamericanos, estadounidenses, de 1847 y 1914 durante la Revolución.
Además de ser la ciudad portuario más importante del Golfo de México y uno de los más grandes del país, dijo, “el puerto es un sitio de gran interés cultural, con sus sonidos, tradiciones, el clima, la simpatía de las personas”.
“Su paisaje nos brinda cuasi cinematográficamente imágenes de hombres y mujeres corriendo por los grandes embarques de productos, observamos a cargadores de baúles, de equipajes, estibadores de diferentes mercancías, a marineros moviendo cadenas y amarres; ver desde el malecón faros, grúas y embarcaciones e imaginar un cúmulo de sueños que traen y llevan los viajes”, encomió el arquitecto.
Los retos de una ciudad
Uno de los retos que Veracruz enfrenta arquitectónicamente es el despoblamiento de su centro histórico. El arquitecto veracruzano Ricardo Fernández Rivero alertó que la ciudad pronto podría quedarse despoblada debido a la ausencia de población en gran parte de sus edificaciones.
“De las edificaciones que se encuentran en la zona del centro, pegadas hacia el Puerto de Veracruz, el 75 por ciento se encuentran abandonadas; el 25 restante está habitado en un amplio porcentaje, 75 por ciento, por gente mayor a 65 años de edad, lo que nos indica que, si no se detiene este paso, muy pronto el centro histórico no va tener habitantes. Necesitamos inyectarle vivienda al centro para regenerar un movimiento urbano”, advirtió Fernández.
El fundador del despacho Open Arquitectura agregó que entre los problemas que enfrenta Veracruz, también está el de los materiales que se utilizaron para construir sus edificaciones: “esta piedra mucar que está prácticamente hecha de mar y siempre va estar sudando salitre. No importa lo que le hagas al edificio, el repello que le pongas o la pintura que se le ponga, la pared va a sudar salitre. Y no importa que lo restaures, a los tres meses va estar manchado y avejentado, en el mejor de los casos, donde ya están manchados los repellos o donde el mismo salitre descubrió el muro”.
Otra condición que enfrenta la arquitectura del lugar, dijo, “es que Veracruz fue formada como un centro comercial y los habitantes, que eran comerciantes, dependían de mover sus mercancías de una forma muy ágil. Para ellos era más fácil el tamaño de su vitrina que la fachada de su edificio, no estaban preocupados por la forma de la fachada o por preservar la proporción de los vanos, sino tener una vitrina mayor”.
Fernández Rivero planteó tres proyectos arquitectónicos que actualmente se impulsan en Veracruz con la finalidad de enfrentar los retos que tiene enfrente y “tratar de subirse a esta ola de expansión de regreso hacia el centro”. Se trata de proyectos que se insertan en el desarrollo de un Nuevo Puerto de Veracruz que promete cuadruplicar su capacidad instalada para convertirse en un moderno centro logístico global.
“Algo que nos empieza a ayudar es la nueva intervención del puerto que cuadriplica la actividad portuaria del puerto existente y se va convertir en un gran polo de generación de empleos y de la necesidad de servicios, entre ellos vivienda, lo cual nos pone en un excelente tiempo para planear el crecimiento que se va dar al norte y de reestructurar los vacíos que se están formando”, señaló.
Resultado de tres aspectos
La arquitecta por la Universidad Veracruzana, Gladys Martínez, señaló que “mostrar la arquitectura de Veracruz implica comprender que lo que hoy vemos es el resultado de la convergencia de múltiples aspectos detonados por tres factores: el contexto natural, la diversidad social y su dualidad como ciudad y puerto”.
La arquitecta ofreció un repaso histórico de cómo se fue formando la ciudad y de su evolución arquitectónica, desde su fundación hasta la actualidad: “El resultado es una historia urbana de desafíos y diversidad, también de pérdidas, de fragmentación y también de crecimiento. Los retos la vinculan con su apreciación de los viajeros de la época colonial hasta la actualidad, la estrecha relación con el mar, con el material de sus edificaciones, el clima, la alegría y la libertad. Veracruz es una mezcla de todas esas situaciones que se entremezclan a partir de estos tres factores”.
Como otras ciudades puerto, desde su fundación Veracruz integró una arquitectura defensiva que propició una imagen de poder de la monarquía en todos los recintos fortificados, debido en gran parte “al nivel de movilización de mercancías y los conflictos políticos de España con otros reinos”.
De esta manera, el modelo de la ciudad de Veracruz correspondió al de las Ordenanzas de descubrimiento, nueva población y pacificación de Indias, formuladas por Felipe II en 1573. Un patrón común a las ciudades portuarias de la monarquía, con “una muralla con baluartes y puertas de acceso a las principales vías de comunicación, disposición de la traza en formación que favorece la ventilación en dos ejes, calles principales amplias para permitir el transporte de diligencias y viajeros”.
La apertura de pequeñas calles entre las manzanas para un rápido sombreado, permitió además la circulación peatonal y además, se estableció una plaza principal con su cabildo y su parroquia y una plaza frente al muelle que tiene una función más de intercambio comercial. Con fines de protección, para finales del siglo XVIII, la ciudad “tenía una muralla completa, baluartes, puertas, edificaciones accesorias concluidas”.
“Ya estaba en un buen estado de defensa, aunque hoy en día sean pocas las edificaciones que se mantienen en pie de ese sistema defensivo, los muros nos recuerdan porque se le ha llamado a Veracruz una ciudad hecha de mar”, señaló Martínez.
No sería sino hasta 1880 cuando la muralla comienza a ser demolida “y la ciudad se expande hacia todos lados, ganando terreno hacia el litoral, planeando una traza reticularmente e integrando el ferrocarril a las vías de comunicación marítima y terrestre”.
Con el paso del tiempo, “las pérdidas, fragmentación de conjuntos, el abandono de diversas edificaciones, la pérdida de elementos, que no es nueva, sino que se ha dado a lo largo de los siglos, el vandalismo, han hecho que la ciudad se perciba en decadencia”.
En su oportunidad, el arquitecto Manolo Herrera Gil habló de las arquitecturas de las ciudades borde y ejemplificó edificaciones modernas que existen en Veracruz: “A pesar de tener un contexto completamente histórico, en Veracruz tenemos muchos contrastes de escala y esto se debe a esta arquitectura marina, a esta arquitectura cambiante que se va dando”.
La mesa redonda dedicada a la ciudad y puerto de Veracruz, como parte del ciclo Arquitecturas de las ciudades de México, se encuentra disponible en la página de la institución: elcolegionacionalmx
Fuente: El Colegio Nacional