Xalapeños no hacen caso a restricción; hay que cuidarse

Vehículos no pudieron pasar al centro y a otros sectores de la ciudad, pero en las calles se vio a mucha gente

Aunque el acceso al centro de la ciudad estuvo restringido en vehículos, la gente llegó a sus trabajos, a hacer sus compras o a buscar tal o cual producto a pie, a juzgar por el número de personas que se dio cita en las calles del primer cuadro de la ciudad.

Si bien se notó una zona más tranquila se debió a que no hubo ruido de motores, lo que los peatones y vendedores ambulantes aprovecharon para circular tranquilamente por debajo de las banquetas.

El acceso restringido obligó a los usuarios de autobuses a descender varias cuadras antes de su parada normal y a caminar presurosos hacia los diversos centros de trabajo, lo que pudieron hacer gracias a que no se toparon con el tráfico normal y a que tuvieron la oportunidad de caminar en las rúas.

Si bien la gran mayoría de los asistentes al primer cuadro de la ciudad lo hicieron protegidos con su cubrebocas, también se observó a una que otra persona paseando sin preocupación alguna y sin portar el cubrebocas.

Alrededor del mercado Jáuregui hubo el movimiento normal de compradores, que morral en mano hacían el mandado en verdulerías, carnicerías, panaderías y abarrotes.

Al paso, la gente se entretenía frente a los aparadores que con grandes letras rojas anunciaban rebajas de entre 30 y 50 por ciento en prendas de invierno como chamarras, suéteres, gorros, bufandas, pijamas, cobertores o telas para fabricarlos.

Al terminar la demanda de las compras navideñas, la gran mayoría de los negocios oferta productos a mitad de precio, lo que atrae a compradores que buscan adquirir artículos como línea blanca, pantallas o teléfonos celulares con algún descuento.

La ropa para niño y damas también se ofrece con atractivos descuentos de hasta 50 por ciento, puesto que los aparadores empiezan a cambiar la ropa invernal por la de la temporada de primavera.

Los cafés y pequeños comedores de la zona de mercados Jáuregui y Galena también tuvieron asistentes, así como la zona de El Árbol, Revolución, Abasolo y Poeta Jesús Díaz, donde los comerciantes ambulantes pudieron expender sin preocuparse por los vehículos.

De hecho la falta de automotores les dio la oportunidad de ocupar más espacios para vender uvas, aguacate, cubrebocas, calcetas, pomadas y algunos productos curativos que anunciaban haciendo que las personas se detuvieran para conocerlos.

En Constitución y la Plazuela del Carbón los compradores pudieron caminar y descansar de sus compras con mayor comodidad sin que los conductores de vehículos representaran una amenaza al poder bajarse de las banquetas.

En general, hubo actividad comercial que no se vio afectada por la restricción en la movilidad, por el contrario, la gente pudo moverse con mayor comodidad y sin tener que chocar uno con otro porque hubo más espacio para poder caminar a plena calle.

En Diario de Xalapa