Advierten que los talamontes han aumentado su actividad considerablemente; el Cofre, saqueado
Orizaba, Ver.- Ricardo Rodríguez Deméneghi, coordinador del proyecto Salvemos al Pico de Orizaba, dijo que el Parque Nacional Pico de Orizaba, protegido desde el 4 de enero de 1937 por decreto de Lázaro Cárdenas, está abandonado. Las causas son diversas, hoy por el recorte presupuestal del Gobierno Federal, pero lo que denunciaron desde hace tres décadas es que “no se ponen las pilas las autoridades competentes”, afirmó.
A 84 años de emitirse el documento que lo nombró como un área de conservación de su flora y fauna, donde se prohibió la tala, la pesca y los asentamientos humanos, como lo narra el decreto, que explica la riqueza que hay en árboles, ríos y manantiales, animales que habitan ese contorno mágico cerca del Golfo de México, y que es barrera importante de los vientos el altiplano, la realidad del mismo es otra.
Recordó que su cuidado ahora corresponde a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), anteriormente lo manejaba la Sedue y, más atrás, a la Secretaría de la Reforma Agraria y Recursos Hidráulicos; pero, ninguna dependencia le ha brindado la atención al Parque Nacional, “en forma particular desde el 2000, cuando hablamos de la pérdida de los glaciares, de la tala irracional que nos puso en riesgo porque recibimos amenazas de muerte directa de los consorcios clandestinos madereros a la vista de las autoridades”, aseveró.
La dura realidad de esa área natural es que al que era el inmenso Glaciar del Jamapa le queda un 20 por ciento. “Es un día de profunda tristeza, porque ni en el aniversario hubo Guardia Nacional, porque cerraron el parque por la pandemia y no existe la vigilancia para controlar el acceso de cientos de turistas que desobedecen las indicaciones de prohibición”, añadió.
Subrayó que la tala es un factor económicamente necesario, pero no se pueden derribar árboles dentro del Parque Nacional Pico de Orizaba. En estos últimos años se cambia de administración federal y se redujeron los recursos a programas sociales, la tala aumentó de forma considerable.
Eso lo puede constatar cualquier persona que tome las carreteras de Coscomatepec hacia Mariano Escobedo, pues podrá observar montañas de aserrín a orillas de la vía de comunicación, mencionó.
“Nosotros que recorremos toda la zona vemos cómo se talan cientos y cientos de hectáreas todos los días, aunque haya vigilancia de los guarda-parques, que se hacen occisos, y cuando les dicen, por qué no hace nada, contestan que ahora corresponde a la Profepa; va uno a la Profepa y salen con que hay que levantar la denuncia y esperar, porque solo hay 4 supervisores para todo el estado de Veracruz; siempre dicen que no tienen para la gasolina y los medios de transporte necesario”, aseveró.
Refirió que como agrupación ofrecen el apoyo, pero ganan más amenazas, porque la autoridad que debería hacer su función en el Parque Nacional, decretado por Lázaro Cárdenas para el equilibrio de la zona, no lo hace. “También afirman que existe una Guardia Nacional, que es la que protege a los talamontes, son situaciones tan ilógicas porque el cambio climático lo tenemos encima, perdemos el glaciar y la capacidad de captar agua”, subrayó.
Rodríguez Deméneghi dijo que toda autoridad debería enfrascarse y proteger el volcán, lo mismo que los habitantes de la zona Golfo-Centro. “Debemos preocuparnos por la fábrica de agua, ya rebasamos en la segunda decena del 2020, el nuevo siglo, los 200 días sin agua al año en las redes de agua potable; empezamos con 87 días en el 2000 y, en cuanto dimos a conocer la gráfica, la Conagua y el incipiente Parque Nacional, expresaron que era mentira; hoy vamos rebasando todo”, concluyó.
Cofre de Perote también es atacado por la deforestación y explotación del suelo
El Parque Nacional de Perote ha sido saqueado y deteriorado porque los ejidatarios que no fueron indemnizados siguen trabajando cultivos como la papa de temporal y la ganadería, en vez de volver al recurso maderable que tiene un gran potencial, a la vez que mete agua al subsuelo, asentó el presidente de la Unión de Ejidos y Comunidades Forestales del Estado de la CNC Miguel Ángel Gómez Díaz, quien asentó que de 80 por ciento que se tenía hace unas décadas queda solo 30 por ciento. Sin embargo hay ejidos maderables que son productivos y ya están viviendo de ellos.
En su opinión, los gobiernos nacionales e internacionales como las personas no han sabido utilizar correctamente el agua que se evapora y se le deja correr y no se le ha sabido retener.
«El apoyo para el sector forestal bajó, cuando éste representa un gran potencial que año con año se engrosa«, así los espacios para tener mayor producción maderable han crecido desde hace tres o cuatro años. Otros productores se están dedicando a la producción de árboles de navidad de entre 1.20 y 1.50 metros de altura, lo que representa 36 litros de agua por noche que se va al subsuelo, abundó.
Una hectárea de tierra puede contener hasta mil 500 árboles de navidad y se programa un corte de 500, que son reemplazados en ciclos, por lo que el bosque se está renovando constantemente, explicó. Para el producto maderable, se requiere más espacio, pues se necesita luz, sol, aire y lluvia, por lo que en una hectárea caben entre 700 y 800 coníferas como pátula, ayacahuite u oyamel, entre otros, lo que al contar con una copa más amplia evitan que el agua de lluvia caiga de “sopetón”, lo que hace que sea mejor aprovechada por el bosque y la meta al subsuelo.
Por otro lado, comentó que un metro cúbico de madera se cotiza en unos mil 600 pesos a pie de brecha, pero que el precio se incrementa si lo ponen en un aserradero o maderería. Un árbol frondoso representa tres metros cúbicos de madera.
Hay ejidos donde la producción maderable tiene ya 40 años, donde se pueden hacer corte en ciclos de corte de entre 8 y 10 años, puesto que se ha logrado mantener buenos bosques, lo que se refleja en la cantidad de agua que tiene el valle de Perote de la cual se surten cinco cuencas, entre ellas la del río Actopan, sin embargo aún no hay la cultura de pagar servicios forestales para que los ejidatarios del Parque Nacional se dediquen a cuidar el bosque en lugar de seguir con las siembras tradicionales.
En ese contexto, aceptó que hay tala clandestina, que aún hay gente que les roba, principalmente los que no tienen terrenos y algunos cuidadores, pero que no representa un gran problema. Es más grave el cambio de actividad forestal a la agrícola y ganadera con lo que se ha ido perdiendo superficie de bosque.
Finalmente señaló que no existe un plan rector en los gobiernos para recuperar los bosques, pues el programa Sembrando vida con la agroforestería es bueno, pero sería mejor meter cortinas para proteger las parcelas y cosechas de los vientos en lugar de querer cambiar la actividad productiva.
Con información de Celia Gayosso
En El Sol de Orizaba